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sábado, 18 de octubre de 2014

Minicupcakes de vainilla para el bautizo de María

Hace justo una semana estaba ultimando los preparativos para un "pedido" muy especial. Unos buenos amigos han tenido una peque hace poquito y me preguntaron si podría preparar una mesa dulce para la fiesta post-bautizo de su niña, a la que acudiríamos los amigos. No lo tuve que pensar, la respuesta era ¡sí! 
Sería algo sencillo pero no por ello menos bonito y delicioso. Como premisa me fijé que la mesa tenía que ser muy dulce en todos los sentidos, no se me ocurre nada más dulce y más tierno que un bebé, y el rosa sería el color predominante, había sido niña. Una niña preciosa.


Dudando entre cupcakes y minicupcakes finalmente nos decidimos por las pequeñas, más fáciles y cómodos de comer y mucho más tentadores porque al ser pequeños parece que no te dan remordimientos pero.. ¿serás capaz de solo coger uno??? 
El sabor elegido fue la vainilla porque no todo va a ser chocolate en esta vida y porque desde que descubrí esta receta es una de mis favoritas. La cobertura es de buttercream de merengue suizo de vainilla en tres tonos de rosa diferentes aunque la luz en las fotos no ayuda a que se aprecie.


Minicupcakes de vainilla, para unos 24
  • 120 g. harina
  • 140 g. azúcar blanco
  • 1 1/2 cucharaditas de levadura tipo Royal
  • una pizca de sal
  • 40 ml. aceite de girasol
  • 120 ml. leche
  • 1 huevo
  • 1/2 cucharadita de extracto de vainilla

Para la crema de vainilla
  • 75 g. clara de huevo pasteurizada
  • 150 g. azúcar blanco
  • 225 g. mantequilla a temperatura ambiente
  • extracto de vainilla al gusto

Precalentamos el horno a 180 ºC 
Ponemos la harina junto con el azúcar, levadura, sal y aceite en el bol y lo batimos a velocidad baja hasta que queden todos los ingredientes totalmente integrados y con una textura arenosa. Poco a poco añadimos la mitad de la leche y seguimos batiendo justo hasta que se incorpore. A parte, batimos durante unos segundos el huevo, el extracto de vainilla y la mitad de la leche que nos quedaba. Lo añadimos a la mezcla de la harina y batimos justo hasta que se incorpore, pasamos la espátula por los laterales del bol si nos han quedado restos y volvemos a batir a velocidad baja un par de minutos más. Es importante no batir de más para que nos queden superjugosos.
Repartimos la mezcla final en los papelitos para minicupcakes llenándolos 2/3 y horneamos unos 15-18 minutos o hasta que el palillo salga limpio. Los dejaremos enfriar unos 5 minutos en el molde y luego los pasaremos a una rejilla para que terminen de enfriarse evitando condensaciones.

Para la crema de vainilla. Se pone al baño maría, con temperatura baja, la clara con el azúcar y se va removiendo hasta que se disuelva completamente el azúcar. Se pone en el bol de la batidora y se bate a velocidad alta hasta que quede tipo merengue. A continuación, bajamos la velocidad y vamos añadiendo la mantequilla en trozos, continuamos batiendo hasta su total integración. Es muy posible que tome un aspecto como de cortado pero es normal. En esto momento agregamos el extracto de vainilla  y subimos la velocidad, continuaremos batiendo hasta conseguir la consistencia adecuada. Separamos la crema resultante en tres boles, hice tres tonos diferentes, y teñimos con colorante.

Para decorar utilicé unas pequeñas perlitas blancas.



¡Espero que os guste y os animéis a hacerlo!

Por úlimo, os dejo unas fotos del resultado final. También hubo cake-pops de red velvet y galletas de mantequilla decoradas.
De nuevo, aprovecho para darle las gracias a los papis por confiar en mi para esta ocasión tan especial, María ha tenido mucha suerte de tener unos papás tan molones como vosotros.


Feliz y dulce semana, besicos!

M.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Tarta de limón y chocolate. Hoy celebramos el ¡¡2º cumpleaños del blog!!

Hoy en Las piruletas son rojas estamos de celebración, ¡¡es nuestro feliz 2º cumpleaños!! y para celebrarlo hoy os traigo una deliciosa tarta de limón y chocolate

Quiero empezar dándoos las gracias por continuar ahí un año más, por visitar mi blog, por dejar vuestros comentarios (aunque no sean muchos me hacen muchísima ilusión), por intentar hacer las recetas y por mil cosas más que seguro recordaré en un rato. 


Creo que fue una buena idea comenzar con esta aventura de Las piruletas son rojas el día del cumpleaños de mi madre,
 ¡Felicidades mamá!
tengo la excusa perfecta para hacer una tarta, tengo quien sople las velas y, además, tenemos con quien compartirla. 

Después de dos años, os habréis dado cuenta de mi gusto por las recetas sencillas y, para esta ocasión, no iba a ser diferente porque que sean sencillas no significa que sean menos deliciosas. También suelo utilizar ingredientes fácilmente a nuestro alcance, aprovechando siempre que puedo para incluir alguno de los frutos que nuestros amigos los árboles nos ofrecen: en este caso mi querido limón.


Hace tiempo que sigo a Manuela de Passión for baking, todo lo que hace tiene una pinta estupenda y sus presentaciones son extraordinariamente bonitas. Todavía no me había atrevido con ninguna de sus recetas y, para esta ocasión, opté por inspirarme viendo su blog. Me conquistó su Oreo Lemon Pie, aunque la he variado muchísimo ya que como viene siendo habitual la primera premisa para esta tarta de cumpleaños es que fuese sin lactosa. 

En vez de galletas oreo para la base he optado por hacer yo misma la galleta de base, para el relleno he utilizado nata vegetal y la he cubierto con merengue. El resultado: espectacular.


Tarta de limón y chocolate (sin lactosa)

Para la base
  • 160 g harina
  • 100 g cacao puro en polvo
  • 1/2 cucharadita bicarbonato
  • una pizca de sal
  • 60 g margarina Artua sin lactosa
  • 100 g azúcar moreno
  • 1 huevo

Para el relleno de limón
  • 115 ml zumo de limón
  • 2 cucharaditas de ralladura de limón
  • 75 g azúcar
  • 2 huevos
  • 4 yemas 
  • 60 g margarina Artua sin lactosa
  • 500 ml nata vegetal para montar (yo he utilizado Ambiante)

Para el merengue
  • 4 claras
  • 120 g azúcar
  • 1/4 cucharadita vinagre de manzana
Comenzamos preparando la base de galleta. Precalentamos el horno a 180ºC.
Batimos la mantequilla con el azúcar hasta que quede una mezcla homogénea. Añadimos el huevo asegurándonos que quede bien mezclado. A continuación, añadimos el cacao, cuando esté bien incorporado vamos añadiendo la harina con el bicarbonato y la sal, previamente tamizado, poco a poco. La cantidad de harina es un poco variable, podríamos decir que añadimos hasta que admita, es decir, si la hemos echado toda y todavía está muy pegajosa la masa añadiremos más o si por el contrario, aunque no la hayamos puesto toda, vemos que ya está con la consistencia adecuada no pondremos más. Amasamos hasta formar una bola. La extendemos sobre el molde que vayamos a utilizar (previamente engrasado) y la metemos 15 minutos al congelador. Pasado este tiempo la hornearemos durante 10-12 minutos a 180ºC. La reservamos hasta que se enfríe completamente.

Seguimos con el relleno de limón. Comenzamos preparando el lemon curd (pasta de limón). Esta pasta es muy utilizada en repostería. Se puede usar tanto para rellenar macarons como cupcakes y hay quien se la come a cucharadas. Una vez preparada la podemos guardar en el frigorífico hasta 2 semanas aunque en esta ocasión usaremos toda la medida para el relleno.
Ponemos el zumo de limón, la ralladura, el azúcar, los huevos y las yemas (las claras las reservamos para el merengue) en una cazuela al baño maría, procurando que la base de la cazuela o los huevos se cocerán antes de que se haya mezclado todo bien, y vamos removiendo con una espátula o cuchara de madera hasta que se espese quedando una pasta fina y homogénea (puede tardar casi 20 minutos en espesar así que no desesperes). Retiramos del fuego y añadimos la margarina removiendo hasta que quede bien mezclada. 
Una vez la pasta esté fría completamente, montamos la nata, para que nos sea más fácil podemos meter tanto la nata como el bol donde la vayamos a montar unos 10 minutos en el congelador. Mezclamos cuidadosamente la pasta de limón con la nata (yo le he añadí unas gotas de colorante amarillo para que tomara un poco de color)
Rellenamos la base, que ya estará bien fría, con nuestro relleno y la dejamos en el frigorífico al menos 5 horas, mejor toda la noche.

Antes de servir, preparamos el merengue. Batimos las claras, cuando comiencen a montarse añadimos el azúcar poco a poco en forma de lluvia y el vinagre, seguimos batiendo hasta que queden bien firmes (yo las batí durante bastante tiempo porque siempre tengo miedo de que se bajen luego y resultó bien). 

Una vez listo el merengue lo ponemos sobre el relleno de limón y decoramos al gusto. He utilizado un festivo confetti comestible, que se note que estamos de celebración.


Nada más que deciros salvo un enorme ¡¡¡MIL GRACIAS!!! por estos 2 años.


¡Espero que os guste y os animéis a hacerlo!

Feliz y dulce semana, besicos!

M.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Pastel de higos (Fig pie)

Sí, sí, habéis leído bien, hoy os traigo un pastel de higos de lo más sano y natural y que, además, está buenísimo. Si me seguís en facebook (y si no ¿a qué esperas?) ya sabréis que este año la cosecha de higos ha sido muy fructífera. Tenemos una higuera ecológica según mi madre (en realidad es más bien salvaje) que nos regala sus frutos cada temporada tanto a nosotros como a los que se llevaron todas las brevas.. ejem, ejem..  


He de confesar que el fruto en sí no me gusta. Jamás me he comido un higo o una breva. No soy muy fan de las frutas muy dulces y además, en este caso, su textura no me es nada apetecible. Hace un par de años probamos a hacer mermelada y al probarla tuve que reconocer que sorprendentemente me gustó, eso sí después de "trabajado". Pues bien, este año hemos secado higos, hemos hecho mermelada y hasta he hecho el pastel. 

Lo hice con motivo del cumpleaños de mi hermana. Es verdad que no es el típico pastel de cumpleaños pero es que no conozco a nadie que le gusten más los higos que a ella (bueno, a mi madre, jeje) así que pensé que sería perfecto para un día tan especial. Además, ella siempre hablaba, mientras se le iluminaba la cara, de un pastel de higos que había probado una vez en Caelum, una reconocida pastelería de Barcelona y que tenía que probar a hacerlo siguiendo la descripción que ella recordaba. 


Las pistas que me dio fueron que tenía una base de pasta, que no era hojaldre pero sí crujiente, y que el relleno era como pan de higo pero sin llegar a serlo. Partiendo de esas premisas, intenté hacer algo parecido poniendo una base de masa quebrada preparada con margarina para hacerla sin lactosa y un relleno, usando como modelo la receta de Healthfully ever After, con higos secos (por aquello de que se parecía al pan de higo) que habíamos secado de esta misma cosecha.



Pastel de higos

Para la masa quebrada
  • 300 g harina
  • 120 g margarina (sin lactosa)
  • 1 huevo
  • 15 g azúcar
  • pizca de sal
Para el relleno
  • 450 g higos secos
  • agua para cubrir los higos
  • 120 g azúcar moreno
  • 2 cucharadas maicena
  • 1/2 cucharadita canela
  • una pizca de sal
  • 2 cucharaditas esencia vainilla (yo uso Nielsen-Massey)
  • 1 cucharada vinagre de manzana
  • 1 cucharada margarina
Empezamos preparando los higos. Cortamos los higos en cuartos eliminando las partes duras, los ponemos en un recipiente con agua hasta cubrirlos. Como mis higos no estaban muy secos solo los tuve unas tres horas a remojo en el frigorífico, si usas higos muy secos o deshidratados déjalos, al menos, una noche. 

Una vez preparados los higos nos ponemos con la masa quebrada, puedes comprarla pero por si decirles hacerla. Formamos un volcán con la harina y en su interior ponemos la margarina troceada en dados pequeños, el huevo, el azúcar y la sal. Trabajamos el conjunto hasta que nos quede con una textura arenosa, como si fuera pan rallado. Cuando hemos conseguido esto, añadimos un poco de agua para que tome cuerpo y podamos formar una bola que amasaremos durante un corto periodo de tiempo. La dejamos reposar durante 1 hora en un lugar fresco y seco tapada con un paño.

Cuando esté lista la masa, la extendemos en el molde que vayamos a utilizar, previamente enharinado. Con esta cantidad de masa, a mi me da para dos bases. Usaremos una para el pastel y la otra podemos congelarla para otra ocasión o gastarla para hacer una coca, quiché o lo que nos apetezca (en mi casa siempre triunfa esta segunda opción).  Ponemos un trozo de papel de aluminio sobre el fondo de la pasta extendida (no en los bordes) y lo llenamos con algo de peso (yo uso habichuelas) para evitar que suba y lo horneamos unos 15 minutos a 180ºC. Se saca y se deja enfriar (retiramos las habichuelas y las guardamos para utilizarlas la próxima vez).

Mientras se enfría un poco la masa, preparamos el relleno. Para ello, ponemos los higos con parte del agua en una cazuela. A parte, mezclamos el azúcar moreno con la maicena, canela y sal y lo añadimos a los higos cuando lleven unos 5 minutos hirviendo. Dejamos que se cueza sin parar de remover hasta que quede todo bien ligado y la parte líquida adquiera textura de sirope. Retiramos del fuego y añadimos la vainilla, el vinagre y la margarina, remocemos bien, Dejamos enfriar un poco y trituramos.

Para finalizar, vertemos el relleno sobre la masa quebrada y horneamos a 190ºC durante 20 minutos. Dejamos enfriar y desmoldamos con cuidado para que se nos rompa la masa que queda muy frágil.



¡Espero que os guste y os animéis a hacerlo!

Feliz y dulce semana, besicos!

M.

lunes, 4 de agosto de 2014

Bizcocho de Té Chai

Hoy os propongo una receta sencilla y riquísima para acompañar vuestros desayunos veraniegos: Bizcocho de té chai. 
Se trata de un té originario de la India. Los ingleses decidieron plantar té en su colonia en la India en el s.XIX para hacer competencia al proveniente de China. El gusto de los hindúes por las especias hizo que se añadiera gran variedad de ellas en este té. Así, el té chai está compuesto por té negro, canela, cardamomo, jengibre, clavo, pimienta negra y nuez moscada. Partiendo de esta base podemos hacerlo a nuestro gusto variando la proporción de las especias según nuestros gustos, incluso eliminar alguna, hacerlo con agua o leche o endulzarlo de diferentes maneras (azúcar moreno o blanco, miel, edulcorante..)


Después de contar todo el rollo anterior sobre el origen del té chai y sus componentes, debo confesar que para hacer este bizcocho recurrí a unas bolsitas de Té Chai (ya preparado) de Hornimans que tenía en casa, resulta más cómodo y recurrente si no dispones de todas las especias que lleva, pero lo puedes hacer tú mismo y a tu gusto usando los ingredientes antes mencionados.
El bizcocho resultante queda bastante húmedo y con un sabor a especias espectacular, suave al principio para acabar con un ligero toque picante, os encantará si os gustan las especias.



Bizcocho de té chai
  • 200 ml agua
  • 100 ml leche 
  • 4 bolsitas de Té Chai (yo usé de Hornimans)
  • 200 g azúcar moreno
  • 100 ml aceite de girasol
  • 2 huevos
  • semillas de una vaina de vainilla
  • 250 g harina
  • 1 cucharada levadura (tipo Royal)
  • 1/2 cucharadita de canela
  • 1/2 cucharadita de jengibre
  • una pizca de sal
Precalentamos el horno a 180ºC
Comenzamos preparando el té. Para ello ponemos en un cazo el agua con la leche. Cuando empiece a hervir apagamos, retiramos del fuego y añadimos las bolsitas de té. Tapamos el cazo y lo dejamos infusionar unos 5 minutos. Pasado este tiempo escurrimos bien las bolsitas, ya tenemos nuestro té preparado para el bizcocho. Reservamos.

En el bol de la batidora ponemos el aceite con el azúcar y mezclamos muy bien. Añadimos los huevos de uno en uno batiendo bien tras cada incorporación. Añadimos las semillas de vainilla al té y reservamos. Tamizamos la harina con la levadura, canela, jengibre y sal, reservamos. Batiendo a velocidad baja, iremos añadiendo la mezcla de harina en tres partes intercalándola con el té que lo echaremos en dos, así empezamos y acabamos con la mezcla de harina. Seguiremos batiendo a velocidad lenta hasta que queden todos los ingredientes perfectamente incorporados y la masa sea homogénea. 
Vertemos la masa en un molde previamente enharinado y horneamos unos 35 minutos o hasta que el palillo salga limpio. El tiempo dependerá del tipo de molde que usemos, yo con 35 minutos tuve suficiente.

Lo dejaremos enfriar primero en el molde y luego lo pasaremos a una rejilla para que termine de enfriarse evitando condensaciones.

Por último, antes de servir espolvoreamos un poco de azúcar glas para decorar.




¡Espero que os guste y os animéis a hacerlo!

Feliz y dulce semana, besicos!

M.

miércoles, 11 de junio de 2014

Linzertorte de cereza

Dice mi hermana que a ella le gustan más las tartas tipo "pie" americanas porque son más ligeras que las que llevan bizcocho y crema. En concreto, le apetecía probar la tarta que el oso Yogui robaba del alféizar de las ventanas de las incautas amas de casa en los dibujos. El reto no era pequeño pero me puse manos a la obra en cuanto tuve un fin de semana ocioso.
La tarta que le gusta al oso Yogui es una tarta enrejada y con relleno de fruta.


Ya sabéis que me gusta usar ingredientes sencillos, fáciles de conseguir y, si se trata de frutas, que sean de temporada es algo obligatorio. Paseando por el mercado del sábado los ojos se fueron directos a unas cerezas, creo que en esta ocasión fueron ellas las que me eligieron a mi quedarían perfectas para el relleno de la tarta. 
Las "pie" tradicionales suelen llevar una masa quebrada como base pero para esta ocasión decidí hacer un cambio: haría una linzertorte en vez de una "pie". La tarta Linzer (o Linzertorte) es una tarta austriaca y húngara con una tapa de masa enrejada, su característica principal es que incorpora frutos secos y especias a la masa. Utilicé la receta de la tarta vienesa del libro 1080 recetas de cocina de Simone Ortega, ella incorpora también un poco de cacao a la masa. En esta receta el relleno consiste en una mermelada, en esta ocasión, preferí hacer yo misma el relleno de cereza y el resultado no defraudó.


He de reconocer que no estoy del todo satisfecha con como me quedó el enrejado, ya que más que un enrejado parece una capa con unos agujerillos pero quería compartir la receta porque el sabor era espectacular, el relleno de cereza combina a la perfección con la pasta de la base y resulta una de esas tartas que al día siguiente está incluso mejor porque los sabores se intensifican.
En cuanto al enrejado, de todo se aprende y seguro que a la próxima, que seguro que la habrá debido al exitazo que supuso, me queda más bonita. Mi error básicamente fue no pensar en la levadura y que iba a crecer una vez metida en el horno.


Linzertorte de cereza

Para el relleno
  • 800 g cerezas deshuesadas
  • 150 g azúcar
  • 1 vaina de vainilla
  • 3 cucharadas de maicena

Para la masa
  • 150 g margarina (yo uso Artúa sin lactosa pero en la receta original va con mantequilla)
  • 150 g azúcar
  • 150 g almendra molida
  • 250 g harina
  • 1/2 cucharadita levadura (tipo Royal)
  • 1 cucharada de cacao (yo uso Valor sin azúcar, el de lata)
  • 1 cucharadita de canela
  • 2 huevos

Comenzamos preparando el relleno. Lavamos y deshuesamos las cerezas y las pondremos a macerar junto con el azúcar y la vaina de vainilla (la partimos y extraemos las semillas). Las dejaremos unas 6-8 horas (o toda la noche) para que las cerezas suelten su jugo.

Precalentamos el horno a 180ºC
Para preparar la masa, mezclamos en un bol el azúcar, las almendras, el cacao, la canela y la harina tamizada con la levadura. Cuando lo tengamos bien mezclado añadimos los huevos de uno en uno y continuamos mezclando hasta que queden perfectamente incorporados, por último, incorporamos la margarina y mezclamos bien de nuevo hasta que nos quede una masa compacta. Ahora que empieza a hacer calor, la podemos meter en el frigo una hora para que se enfríe y así poder trabajarla mejor. Untamos el molde con mantequilla y, para asegurarnos que no tendremos problemas a la hora de desmoldarla, podemos poner papel vegetal en la base del molde. Cogemos dos tercios de la masa aproximadamente y la extendemos por la base y los laterales del molde intentando que quede de un grosor regular en toda la superficie.
Terminamos de preparar el relleno añadiéndole la maicena y mezclándolo bien (al cocerse con el jugo hará que espese). Vertemos el relleno sobre la base que habíamos preparado. 
Para hacer el enrejado, hacemos tiras con el tercio de masa que habíamos reservado antes. Yo lo hice sobre un papel vegetal primero y luego lo coloqué sobre el relleno.
Horneamos durante 40 minutos aproximadamente, nos fijaremos en lo que se dore la masa. 


Me sobró un poco de la masa del enrejado, la utilicé para hacer unas galletas que, al añadirle mermelada, resultaron riquísisisimas.

¡Espero que os guste!

Feliz y dulce semana, besicos!

M.

lunes, 10 de marzo de 2014

Magdalenas de calabaza y jengibre

Como os decía en el Pastel de calabaza y chocolate hasta hace relativamente poco no me gustaba la calabaza. Pues bien, desde que la descubrí se ha convertido en un básico en mi cocina, ya sea para recetas dulces como esta o para arroces o cremas.


Sí sí, sé que no es otoño y que no estamos en fechas de calabazas, aunque también es verdad que la estacionalidad se está perdiendo y ahora podemos encontrar de todo en las fruterías casi durante todo el año. 
Pero esta calabaza sí era de otoño, me la regaló una amiga y en su día solo gasté la mitad en un delicioso arroz con calabaza. Estaba liada con otras cosas y tenía la cocina y los dulces y el blog un poco abandonados, así que opté por partirla en varios trozos y congelarla.


Nunca había congelado una calabaza pero pensé que podría funcionar y así la tendría disponible para cuando pudiera usarla como merecía. Al descongelarla su textura había cambiado y la piel se había vuelto blanda pero como terminaría haciendo un puré con ella eso no fue un problema en este caso. Para el arroz y otras recetas donde la vayamos a comer en trozos no recomiendo usarla después de congelarla ya que su textura queda un tanto extraña (sí, hice arroz de nuevo y no me gustó mucho como quedó la calabaza).


La receta que os propongo hoy es muy sencilla de realizar, solo hay que llevar cuidado con una cosa y es escurrir muy muy muy muy muy bien la calabaza después de rallarla, ya que si incorporamos agua a la masa el resultado estará rico de sabor pero quedará un bizcocho compacto, nada esponjoso.
Estas magdalenas quedan superesponjosas y con el toque de jengibre te encantarán si te gustan los sabores especiados. Como en otras ocasiones, vuelve a ser una receta sin lactosa.

Magdalenas de calabaza y jengibre, para unas 12
  • 230 g calabaza rallada y bien escurrida
  • 2 huevos
  • 140 g azúcar moreno
  • 120 ml aceite de girasol
  • 1/2 cucharadita de extracto de vainilla
  • 120 g harina
  • 1 cucharadita de bicarbonato
  • 1 pizca de sal
  • 1 1/2 cucharadita de canela molida
  • 1 1/2 cucharadita de jengibre molido
Precalentamos el horno a 180 ºC (160 ºC si es con aire)
Rallamos la calabaza, escurrimos y secamos bien con papel de cocina para quitar el exceso de agua. 
Batimos los huevos con el azúcar durante algunos minutos y añadimos el aceite y el extracto de vainilla. Tamizamos la harina junto con el bicarbonato, la sal, la canela y el jengibre. Vamos añadiendo esta mezcla a la de los huevos y el azúcar poco a poco y sin dejar de batir hasta que queda perfectamente incorporada. Por último, añadimos la calabaza y mezclamos bien con una cuchara de madera.
Repartimos la mezcla final en los papelitos para magdalenas llenándolos 2/3 y horneamos unos 20-25 minutos o hasta que el palillo salga limpio. Se dejan reposar unos minutos en el molde y se pasan a una rejilla para que enfríen bien.


¡Espero que os guste!

Feliz y dulce semana, besicos!

M.

lunes, 10 de febrero de 2014

Galletas doble chocolate, ¡superchocolateadas!

Tras una ausencia de casi tres meses, qué rápido pasa el tiempo, estoy otra vez por aquí y esta vez he vuelto para quedarme y publicar una receta nueva cada semana, a ver si lo consigo y las circunstancias no me lo impiden, jeje. 
De nuevo traigo una receta sencillísima pero que entrará rápidamente entre vuestras favoritas si sois amantes del chocolate como es mi caso.


La masa resultante es muy fácil de trabajar a temperatura ambiente, al enfriarse el chocolate le da la "dureza" necesaria para extenderla fácilmente con el rodillo y poder cortarlas fácilmente.


Las he hecho con forma de estrella porque tenía la necesidad de estrenar unos preciosos cortadores de estrella que me regalaron mis arquitectillos junto a Piruletina, ayudante de honor y mascota del blog. 
Gracias ¡arquitectillos!


Galletas doble chocolate, unas 30 pequeñas

25 g mantequilla sin sal
250 g chocolate negro, superior al 70%
1 huevo
100 g azúcar moreno
1/2 vaina de vainilla, la partimos por la mitad y extraemos las semillas
50 g harina
1/4 cucharadita levadura (tipo Royal)
1/4 cucharadita sal

Precalentamos el horno a 170ºC
Comenzamos rallando el chocolate, tarea necesaria pero farragosa. Una vez rallado derretimos la mitad del chocolate (unos 125g) junto con la mantequilla, podemos hacerlo en el microondas o al baño maría, removiendo todo el tiempo y con cuidado no se separe la parte grasa de la mantequilla. Aparte batimos el huevo con el azúcar y las semillas de vainilla hasta que queden bien mezclados. Añadimos el chocolate a esta mezcla, batiendo a velocidad baja hasta que quede una masa homogénea. Tamizamos la harina junto con la levadura y la sal en otro bol, la añadiremos en tres veces a la mezcla anterior mezclando bien tras cada adición, también iremos limpiando los laterales del bol con una espátula para que se mezcle todo bien. Por último, añadimos el chocolate que teníamos reservado desde el principio y lo mezclamos con la espátula hasta que quede disperso en la masa.
Extendemos la masa con un grosor de unos 4 mm y la cortamos con nuestro cortador favorito, las hice con forma de estrella pero si se hacen de corazón nos pueden servir para San Valentín que ya está a la vuelta de la esquina. 
Las ponemos en la bandeja del horno, cubierta con papel vegetal, dejando hueco entre ellas ya que crecerán un poquito. Horneamos 10 minutos y ¡listo!


Os animo a que probéis esta receta, es sencilla de hacer y están riquísimas y como son galletas aguantan bastante bien si las guardamos bien, son perfectas para sorprender a visitas inesperadas. No puedo decir cuánto aguantan exactamente porque tenerlas en casa es una tentación y se terminan comiendo en menos de una semana. 

¡Espero que os guste!

Feliz y dulce semana, besicos!

M.

P.D.: Solo recordaros que estoy participando en los Premios 20blogs del diario 20minutos y que podéis votarme aquí http://lablogoteca.20minutos.es/las-piruletas-son-rojas-34013/0/ si os apetece. También tenéis el enlace en la parte de arriba a la derecha en el blog. Sé que no tengo posibilidades pero me hace ilusión ver que tengo votos.. Gracias ;)
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